Al contrario, y pese a la recesión, subió levemente la venta en los comercios de proximidad. El impacto de la ausencia de los controles de precios y el fin de las grandes compras mensuales.
Las ventas de los grandes supermercados cayeron en enero por primera vez después de más de dos años, mientras que, por el contrario, crecieron levemente las ventas de los autoservicios. Se trata de un nuevo cambio de tendencia producto de los fuertes aumentos de precios y de la pérdida acelerada del poder adquisitivo.
Históricamente, las grandes cadenas de supermercado fueron, en Argentina, el lugar de consumo de la clase media acomodada. La mayoría de la población, en cambio, recurría a los comercios barriales, generalmente realizando compras de pocos productos cada vez.
Esta tendencia se había estado revirtiendo en los últimos dos años, ante la aceleración de la inflación y la disponibilidad de los programas de acuerdos de precios (primero Precios Cuidados y luego Precios Justos) en los grandes supers, dado que estos nunca terminaron de desembarcar en los comercios de proximidad (ya sea almacenes o súper chinos). Pero ahora, ante la eliminación de los acuerdos de precios en las cadenas de hipermercados, la tendencia volvió a cambiar, para, aparentemente, empezar a regresar a su cauce histórico habitual.
Así lo reveló el último informe de la consultora Scentia. Según sus resultados, los supermercados sufrieron en enero un retroceso en sus ventas del 8% interanual, el primer tras más de dos años. Evidentemente esto no resulta sorprendente dada la fuerte recesión producto de la aceleración inflacionaria y la caída del salario real. Sin embargo, contrasta con lo ocurrido en los «autoservicios» (es decir, comercios de proximidad), los cuales tuvieron una leve suba en las ventas, de 0,5% interanual, tras 18 meses consecutivos a la baja.